Los espárragos son los brotes tiernos de la esparraguera, una planta de la familia de las liliáceas, y que puede alcanzar hasta los dos metros de altura. Se cosechan inmaduros, antes de que endurezcan. Son vegetales típicos de la primavera, de sabor particular y sumamente nutritivos.
Están compuestos principalmente de agua, son bajos en azúcares y grasas y son ricos en proteínas y fibra. En cuanto a vitaminas destacan por la presencia de carotenoides, vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B6 y B9. Y respecto a los minerales, aportan potasio, hierro, fósforo y yodo, calcio, zinc, selenio, sodio y magnesio.
Existen unas 20 variedades comestibles. Los espárragos verdes o trigueros son los más comunes, aunque es posible encontrar otras dos variedades. El espárrago blanco, de sabor más delicado y textura suave. Y los espárragos morados, una variedad más pequeña, de sabor afrutado y ligeramente dulce.
Los espárragos están llenos de nutrientes pero sus beneficios para la salud pueden ser desconocidos, aquí te contamos 5 de ellos, que harán que quieras empezar a comerlos.
Es un diurético natural. Esta es quizás su propiedad más conocida y difundida, el contenido en potasio y niveles bajos de sodio, junto a la asparagina, le otorgan este efecto. Resultan beneficiosos en casos de hipertensión, retención de líquidos y cálculos renales.
Mantiene una flora intestinal saludable. Esto se lo debemos a la inulina, un tipo de carbohidrato no digerible, que mejora e incrementa la población de bacterias beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos) en nuestro intestino grueso, lo que dificulta que las bacterias dañinas puedan causar estragos en nuestro tracto intestinal.
Es un antioxidante natural. Por su contenido en antioxidantes, bloquean los radicales libres que modifican el colesterol malo, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. También resultan beneficiosos en la prevención de ciertos tipos de cáncer y enfermedades degenerativas.
Para la salud de la visión. Su contenido en zeaxantina junto con la luteína actúa en la protección de la vista, ayudando a filtrar los rayos ultravioleta del sol, lo que protege contra la degeneración macular y pérdida de visión. Además contiene vitamina A, el cual es un elemento importante para la salud de la vista, así como de las arterias, la piel o el estómago.
Para mujeres embarazadas. Gracias a su alto contenido en ácido fólico, es recomendable en mujeres embarazadas. Esta vitamina del grupo B asegura el correcto desarrollo del tubo neural del feto, en especial en las primeras semanas de gestación. Lo que ayuda en la prevención de enfermedades en el futuro bebé, como la espina bífida o la anencefalia.
Para consumirlos, puedes prepararlos de preferencia a la plancha o al vapor, también hervidos en agua. Lo ideal para conservar todos sus nutrientes es no cocinar más de lo necesario, ya que el ácido fólico resulta sensible al calor. Unos 10 minutos en caso de espárragos delgados o 15 para presentaciones más gruesas. El agua de su cocción se puede emplear en otras preparaciones, con lo que no desaprovecharás ninguno de sus nutrientes.
Cocidos a la plancha, al vapor, o hervidos, pueden incluirse en las ensaladas , con otras verduras a la plancha, y como acompañante de cualquier proteína: carne, pescado, huevos, etc….. También puede hacerse una crema de cualquiera de las diferentes especies de espárragos.
En Dieta Proteinada Método SUICO, están incluidos desde la primera fase, quedando autorizados 50 gr. máximo por ingesta. Se recomienda usarlos para complementar las verduras o la proteína del día. Se pueden aliñar con unas gotas de aceite de oliva, sal gruesa, unas gotas de limón, o si ya no estas en fases cetogénicas, puede acompañarse con una salsa romesco.